Una iniciativa en colaboración con el centro tecnológico AINIA que ofrece asesoría y acompañamiento tecnológico gratuito a empresas emergentes en el ámbito de la bioeconomía. Está previsto que la jornada de presentación de esta segunda edición se celebre el próximo 23 de septiembre en la sede del ministerio.
“StartBEC” es una iniciativa que se distingue por su fuerte orientación tecnológica, y se centra en proporcionar información, asesoramiento, tecnología y las herramientas esenciales para superar los desafíos técnicos que surjan durante el desarrollo y lanzamiento de procesos y productos innovadores al mercado agroalimentario.
La experiencia positiva de la primera edición de “StartBEC” ha conducido a la renovación del trabajo conjunto entre el ministerio y la entidad AINIA, un centro de referencia para el desarrollo de la potencialidad tecnológica y comercial de proyectos que impulsen las cadenas de valor innovadoras vinculadas al sector agroalimentario.
Esta segunda edición del programa se enmarca en la prórroga del convenio de colaboración entre el ministerio y AINIA, que cuenta con un presupuesto total de 750.000 euros hasta 2026, de los que el ministerio aportará 625.000 euros.
Este acuerdo permitirá seguir con el asesoramiento y acompañamiento tecnológico individualizado y gratuito a las empresas emergentes seleccionadas, para que realicen ensayos o estudios piloto para el testado de procesos o productos; experimenten dinámicas de innovación con expertos para desarrollar aspectos tecnológicos de su modelo de negocio o accedan a seminarios intensivos profesionales tecnológicos en AINIA. También continuarán con el servicio de vigilancia tecnológica personalizada y soporte en la identificación y participación en oportunidades de financiación a la I+D+i.
IMPACTO EN EL DESARROLLO RURAL O LA INNOVACIÓN EN BIOECONOMÍA
El primer año de “StartBEC” ha permitido la creación de una comunidad con más de ochenta empresas emergentes que, gracias al impulso de tecnologías innovadoras, han desarrollado diferentes proyectos en cuestiones como la producción de algas, insectos u hongos, como base para nuevos productos de alto valor, como fertilizantes o biomateriales más sostenibles. El impacto del programa también se ha transmitido a otros ámbitos, como el desarrollo rural.
Las empresas que han participado en la primera edición ya se encuentran desarrollando soluciones innovadoras, como etiquetas inteligentes o recubrimientos para frutas para monitorizar y alargar su vida útil. De esta forma se generan nuevos modelos de negocio para reducir el desperdicio, además de contribuir a diversificar las fuentes de biomasa como las algas, la planta acuática “lemna”, o los insectos para impulsar una bioeconomía más circular y sostenible.