
La práctica de agricultura de conservación permite preservar la materia orgánica de los suelos agrícolas y reducir la erosión, dos de los principales problemas que afectan a este tipo de terrenos en España, y al mismo tiempo su implantación posibilita la reducción del uso de maquinaria y fertilizantes. La nueva PAC, que entrará en vigor a partir de 2023, es una oportunidad para extender la aplicación de esta práctica en España utilizando los eco-esquemas.
Los eco-esquemas son el conjunto de prácticas agrícolas y ganaderas beneficiosas para el medio ambiente, de carácter voluntario, que serán remuneradas con ayudas directas de la PAC y que se aplicarán a partir de 2023 con un presupuesto anual de 1.107,5 millones de euros.